"Las pataletas o berrinches en los niños, es su manera de protestar frente a alguna situación”. Y aunque bien sabemos que es así, cuando se producen nos irritan y descomponen. Sobre cómo manejarlas sin afectar nuestra tolerancia, es de lo que hablamos a continuación:
Quizás no lo recuerdes, pero cuando eras niño muy seguramente hiciste alguna pataleta en el supermercado, en la calle, en el parque. Y te decimos que muy seguramente, porque este tipo de comportamientos es lo más normal en los niños, dado que esa es su manera de comunicarnos su desagrado frente a un hecho determinado.
Tomarlo como una manera natural y predecible en ellos de manifestarte algo, es el primer paso que das para acercarte y decirle que entiendes lo que te quiere decir, pero que ello no presionará un cambio de tu decisión para favorecerlo y darle la razón.
Una vez que le digas con claridad que sabes el motivo, debes mantener la calma de manera que el niño perciba que ello no te afecta. Ignorar este comportamiento es otra forma de comunicarle al niño tu posición. El entenderá y sabrá que finalmente no podrá manejarte al antojo de sus lágrimas.
No obstante, debes estar vigilante para evitar que se haga daño y retirarlo del sitio de la pataleta si es un lugar público, dado que ello puede generar incomodidad a las personas que se encuentren en el mismo lugar. Si el lugar lo permite, lo más prudente es dejarlo que se desahogue, que termine su pataleta sin interrupción. Pero en todo caso, siempre que termine su rabieta, debes abrazarlo y decirle al oído que lo quieres muchísimo pero que esa manera de actuar no es sana, que le hace daño.
Mantener tu compostura, tus decisiones con seguridad, desestimará en el niño en hacer de las pataletas su mecanismo de control. Esto constituye una gran contribución con su formación en un valor que será clave en sus futuras relaciones interpersonales: el de la tolerancia, el de aceptar que el mundo no tiene por qué acomodarse a sus caprichos, sino que él debe acomodarse a él, con sus reglas y limitaciones.